Muchas mujeres han vivido literalmente el cuento de Barba Azul. Se casan siendo aún ingenuas en cuanto a los depredadores, y eligen a alguien que resulta ser destructivo para sus vidas. Están decididas a "curarlo" con amor. De alguna manera están "jugando a la casita". Se podría decir que han pasado demasiado tiempo exclamando: "En realidad su barba no es tan azul."
Aunque podría ser la pareja misma de la mujer quien la denigra y desmantela su vida, coincide con el depredador innato dentro de su propio psique. Mientras la mujer sea forzada a creer que no tiene poder, y/o sea entrenada a no registrar conscientemente lo que ella sabe que es verdad, los impulsos y dones femeninos de su psique seguirán siendo asesinados.
La engañosa promesa del depredador es que la mujer se convertirá en reina de alguna manera, cuando de hecho se está planeando su asesinato. Existe una salida de todo esto, pero uno deberá tener una llave.
La llave es tanto el permiso como la aprobación de conocer los secretos más profundos y oscuros del psique, en este caso ese algo que negligentemente denigra y destruye el potencial de una mujer.
Plantear la pregunta apropiada es la acción central de la transformación —en los cuentos de hadas, en el análisis y en la individuación. Las preguntas son las llaves que hacen que las puertas secretas del psique se abran de par en par.
¿En dónde piensas que está esa puerta, y qué podría haber del otro lado?
¿Qué hay detrás de lo visible?
¿Qué hace que esa sombra se asome en la pared?
¿Qué cosa no es como parece?
¿Qué es lo que yo sé en lo profundo de mis ovarios que desearía no saber?
¿Qué parte de mí ha sido asesinada o yace muriendo?
Quienes han de desarrollar la consciencia buscan con afán todo lo que yace detrás de lo fácilmente observable: el chirriar invisible, la ventana sombría, la quejumbrosa puerta, el filo de luz bajo el alféizar. Buscan con afán estos misterios hasta que la substancia de la materia se abre ante ellos.
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